Encontrándome en Antofagasta, no era posible continuar con mis travesías gastronómicas sin explorar la culinaria de Colombia. Y como es sabido, en Colombia es de mala educación no recibir algo de comer y menos cuando es para tentar el apetito. ¡Pero, comete alguito! me dijeron.
Así fue nuestro cordial recibimiento en Mi Tierra Café Restaurant, comedor ubicado en el sector norte de Antofagasta, que cuenta con dos sucursales.
Uno de sus dueños, Cheila Ardilas, no sólo se dio el tiempo de explicarnos en detalle y con santa paciencia todas nuestras preguntas, sino que nos informó además de la carta, origen y preparación de cada uno de sus platos.
El ambigú cuenta con espacios acogedores, que evocan la esencia de Medellín y San Andrés. El aroma a café se percibe en el ADN de este local y, sin duda, huele a café de verdad, 100% café.
Sin mayores preámbulos, se nos dejaron caer en la mesa dos sendas copas de entrada con un Ceviche de Camarones y un cóctel denominado San Andrés, a base de ron blanco con crema de coco para amenizar. Untuoso y fresco que le hizo juego al ceviche de camarones mucho menos alimonado, que la versión chilensis, preparado a base de una salsa golf.
Ahora, si lo que quiere usía es un encuentro cuerpo a cuerpo con el pueblo colombiano, lo tendrá. Para ello, le recomiendo partir con un Desgranado de pollo o carne más su salsa tártara. Le entrarán en golpe.
Acto seguido, un buen Sudado de Camarones “Me la puso de pa´rriba”, como dirían en el país cafetero. Resultó sabroso, muy parecido en sabor a nuestro chupe, pero este exuda crema y sabor. La pelea se puso a cuesta.
Ahora para rebajar lo yantado hasta ese momento, le recomiendo hacer caso a los consejos del maestro Paul Bocuse. No pida la carta de vinos en un comedor colombiano sino la de jugos. Es tal la variedad, y son tan deliciosos todos, que se vacila ante ella como ante una de grandes vinos. Usted puede refocilarse con frutas como como la juticaba o el lulo. Una lulada es una de las cosas más deliciosas con que se puede refrescar a un cristiano en Colombia.
Para cerrar el plató, se nos vino la famosa Bandeja Paisa, un emblema culinario cafetero, acompañado de un cóctel tricolor Caribe, a base de Ron, curazao y granadina. La bandeja es un plato contundente que lleva carne molida, arepa, palta, frijoles, huevo frito, chicharrón, chorizo y más plátano frito. Comen dos, tranquilamente.
Otras opciones de la carta son los patacones, además de preparaciones típicas como arepas, empanadas vallunas y “perros locos” (los hot-dogs de Colombia), o alternativas más comunes como pizzas y sándwiches. La oferta es variada con tragos con alcohol así como algunas etiquetas clásicas de vinos como Santa Digna de Miguel Torres, Casillero del Diablo y Marques, ambos de Concha y Toro.
De postre, para coronar tal panzada, un Crepé de Frutas, con "melada" (algo así como almíbar de chancaca, pero de caña de azúcar) y con su consecuente café, ¡superlativo! que extiende los honores al nombre del local y a la tierra cafetera.
Salimos de ahí contentos como unas Pascuas, que es mucho más de lo que puede esperar un mortal cualquiera, de cualquier otro placer cotidiano equivalente, como es llenarse de andorga.
Nuestra impresión es que en Mi Tierra Café Restaurant, por mucho que los colombianos se quejen amargamente de su infidelidad a la vieja cocina, tienen una gastronomía para conquistar. Y este comedor lo demuestra, con un sentido espíritu y toda la sazón de la comida tradicional colombiana. Y como diría el maestro Francisco Zumaqué ¡si sí caribe…. si si Colombia!
Consumo P/p $15.000
Síguelos!
www.mitierracaferestaurant.com
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