Pareciera forzado nombrar a este comedor dentro de los destacados de la ciudad. Aparte de ser el único espacio con un mirador inmejorable, tiene una propuesta gastronómica sólida y convincente. Alejado de las estridencias de épocas y de los chef “star” internacionales, la cocina de Casablanca se aboca a contar con una cocina rica. ¿Simple? No, por cierto, estamos hablando de un espacio cinco estrellas, donde los toques mediterráneos, locales e internacionales se intercalan con buen chic.
Es una cocina donde la temporada manda y se nota. Muchos lo dicen, pero acá se refrenda en un trabajo dedicado y sabroso. Las preparaciones varían bastante en sus guarniciones, lo cual se agradece. Pero hay ciertos fijos como su plato bandera, el pulpo asado y sus terrados sour que han sido tan comentado.
Siendo así, probamos el famoso entrante caliente Pulpo Asado. Una carne tierna en su punto justo, no chiclosa y con sabor ahumado. Un acierto por donde se le mire de su Chef corporativo Juan Mancilla. Tras cartón, vino un Jardín de mariscos al estilo Terrado: erizos, ceviches frio y caliente, tiraditos, pulpo al olivo, camarones. Texturas y sabores que resultan un placer degustarlos con frescura frente a la postal de playa Cavancha, esplendido.
Tres versiones del aperitivo Terrado Sour, acompañaron la tanda de abrebocas, en sus macerados de frutilla, piña y ají de cacho-cabra, preparado por las hábiles manos del bartender Leonardo Meneses del Bar Risk, Terrado.
Para los agasajos finales, Karen Roseel, chef de fila, nos provocó con tres preparaciones: un Risotto de locos con tomate seco, queso de cabra y olivas negras; seguido de un Guanaco con papas nativas en crema de hierbas y ajos de Mamiña, una Albahacora grillada con pastelera de choclo y mariscos y, finalmente, un Filetto de lomo con fetuccine en su salsa.
Cuatro preparaciones con identidad que recorren la fusión de la carta. Y como dicen, en la simpleza hay también mucho de arte y nobleza, las mismas que se leen en sus preparación de guanaco y albacora, las que sin duda ganaron puntos en la degustación. Recomendables, sin temor al yerro.
Si se cuenta además que este ambigú mantiene una respetable carta de vinos con un servicio por copas del cual degustamos en cepas sauvignon blanc y carmenere de viña Casas Patronales, el producto resultante es por sobre la media de la región, siendo un sitio gastronómicamente apto para cualquier escenario de goce.
Propuesta con hábito y catálogo de preparaciones con productos de primera calidad, que se enmarcan en una escenografía amplia, agradable, moderna, con una buena atención que luce mucho más cuando trabaja conexo. Y su terraza, sin duda, una de las mejores del barrio península de Iquique. Un espacio en esencia grato y distinguido.
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