De inicio a fin, Fuego Divino destaca por su elegancia, un lugar con diseño en piedra y madera, ambientado con un agradable jazz clásico, parrilla con vitrina a la vista de los comensales, su propia cava y una hermosa barra.
Nos recibió un staff tremendamente servicial, quienes se preocuparon de los detalles que completaron esta fina experiencia. Una vez en nuestra mesa se nos acercó Juan Chejade, su dueño, quien nos contó un poco de su experiencia como empresario gastronómico en Chillán, ya con más de diez años de experiencia con otros proyectos familiares como “Santos Pecadores” y desde el 2008 con Fuego Divino. Cree saber lo que el chillanejo busca en sus experiencias culinarias y nos recomendó algunos de sus platos más destacados.
De aperitivo elegimos el Aperol Spritz, refrescante y muy de moda, abre la conversación mientras exploramos la carta. Su gran diversidad hace difícil elegir entre pescados de la zona sur de chile, variedad en mariscos, carnes a las brasas, pastas y otros. Juan nos recomiendó partir con el “Jardín del Mar” mientras esperamos nuestros platos de fondo: una entrada contundente para compartir camarones, ostiones, pinzas de jaiba y ceviche de salmón, en una exótica salsa a base de soya y sésamo tostado en una cama de hojas de lechuga con salsa verde y mayonesa.
Muy a tiempo nos presentan nuestros platos de fondo: una Costeleta Vetada a la parrilla. Cocción a punto perfecto, acompañado de Papas Fuego Divino, fileteadas, horneadas con base de cebolla estofada, salsa blanca y queso gratinado. No se equivocaron, definitivamente uno de los platos más destacados por la calidad de su carne y un corte poco habitual. Para el complemento perfecto, y elegido desde su propia cava a metros de nuestra mesa, nos acompaña una copa de Cabernet Sauvignon Reserva Montgrass.
Pese a ser un restaurant destacado por sus carnes, Fuego Divino también ofrece pescados y mariscos, por lo que no quisimos dejar de probar la trucha patagónica (trucha arcoíris) en salsa de mantequilla con alcaparras, acompañada con un canastillo de puré de espinacas que nos cautivó por su consistencia cremosa y gran sabor, también acompañado por un Sauvignon Blanc Reserva Montgrass.
Para finalizar nuestra velada, una variedad de postres para elegir, todos preparados por ellos, incluso los helados. Probamos el Créeme Brulé, delicioso y cremoso postre de crema con caramelo recién flameado, y un plato que hasta ahora no habíamos visto, el Turrón de chocolate, mezcla de chocolate italiano de leche y bítter con nuez, salsa de naranja y helado de miel, delicias que nos dejan una gran imagen de este local ubicado en el centro de la ciudad de Chillán.
Ideal para una cena familiar, en pareja o negocios, con estacionamiento privado y de fácil acceso.
No dejen de visitar Fuego Divino en Gamero 980, Chillán.
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