Esta vez nos quisimos inspirar con el catálogo culinario nacional. No es un misterio que nuestra gastronomía encierra un origen mestizo por donde se le vea, con incidencias indígenas, españolas y francesa durante el siglo XIX, encontrándonos hoy en día con recetas tradicionales que se aprecian a lo largo de toda nuestra geografía, cada una con sus toques, recetas e influencias, pero todas con una médula culinaria en común. Ya las describía en su época el abate Juan Ignacio Molina, en su maravilloso libro “El Arte de Cocinar”.
En un pintoresco local ubicado en el sector del parque Brasil de Antofagasta, se encuentra enclavado “Rincón Chileno”. Adornado con barricas, parras y banderas chilenas, se respira la chilenidad junto al grupo musical “Alma Chilena” que anima los espíritus de los comensales que alzan al viento sus jarras de terremotos y copas con borgoñas.
Su administradora, doña Soledad Oliva, se encarga personalmente de recibir a cada parroquiano que asoma su humanidad por este local y pucha que se agradece, puesto que inmediatamente se hace patente el rezo chileno ¡Beber y comer, son cosas que hay que hacer!
En sus tres ambientes, el personal de este restaurant se desvive por satisfacer a los clientes, en un entorno de amigos, entre zapateos y cuecas. Sus especialidades son todas las de la cartografía nacional: empanadas, paltas reinas, cazuelas, porotos, pescados, mariscos y carnes, que van y vienen en el tránsito de los comedores y la terraza. Nos soplan entre orejas, el Pulmay, quees su plato de tres puntos, elaborado en base de mariscos y carnes, y cuyo valor va desde los $12.000 (Individual) a los $48.000 (4 personas) todos acompañados de su copita o botella de buen vinito.
Con este menú, formado por tales obras culinarias, nos repatingamos para empezar con un clásico Borgoña de Frutillas y un dulzón Terremoto con pipeño de calidad, del bueno. Además de tener una no despreciable cava con vinos nacionales, de las mejores viñas para acompañar los menjunjes. Para el mastique, se nos antojó una popular Palta Reina de Ave, cremosa palta Hass de tamaño regular, pero con harta ave y lechuga con aceitunas para acompañar.
Después el asunto se puso firme, sólo para gallos de pelea. Le siguieron unos Porotos granados con Longaniza, uno de los platos principales, contundente como debe ser. Después un Pastel de Choclo, 500 grs de puro campo, con una buena pastelera, bien trabajada, su presita de pollo como Dios manda y un pino bien condimentado. Un plato a destacar sin duda dentro de la carta, teniendo en consideración que estamos en pleno desierto de Chile. Para el remate, un rey de nuestros fondos nacionales que brilla por si solo,Lomo vetado a lo pobre $12.900.Plato bien logrado, en especial sus papas fritas. Se nota su factura casera y eso se agradece.
Después de tal ofrenda, el cierre no podía ser de otra forma con dos distintivos de los postres chilensis: un heladito de Mote con Huesillos y una acaramelada Leche Asada.
Sin lugar a dudas su Chef, Marcos Pastén, junto al equipo del restaurant Rincón Chileno, se esmeran por traer nuestras costumbres culinarias a la mesa de la perla del norte. Destacamos su servicio ameno y llano, destinado a satisfacer el espíritu guachaca y republicano que reina en cada compatriota. Todo el sazón y condimento nacional en un solo lugar.
Consumo promedio p/p $18.000.-
¡Síguelos!
Facebook: Rincón Chileno
Instagram: rincon-chileno