De acuerdo con un viejo refrán japonés, quien tiene la suerte de probar algo que nunca ha comido hasta entonces, obtiene setenta y cinco días más de vida. Y creo que ese fue nuestro caso con Ohno Suhi Art.
La inquietud por experimentar y asimilar lo foráneo se ha hecho un norte por estos días. Al hablar de gastronomía japonesa (nihon ryo ri) suele aludirse al estilo tradicional sobrevivido al Japón imperial. Comida estilizada que tuvo sus orígenes en la ceremonia japonesa del té. Pero hoy en día, con la apertura del mundo oriental a la globalización de manera más o menos recientes (300 a 400 años de antigüedad) hemos extendido rápidamente la comida nipona tradicional proveniente de platos tan celebrados como el sushi y los kabayaki.
Y es así, que en la zona centro de la perla del norte de la mano del joven chef Elvis Ramos y sus socio Yrwin Sánchez, quienes a su corta avanzada gastronómica ya han tenido la oportunidad de conocer los fogones de cocinas con alto reconocimiento a nivel nacional. Así, decidieron emprender camino propio y aventurarse en la armonía de las estaciones para afirmar un concepto en base a técnica y alta calidad de insumos.
La propuesta de ONHO sushi es sincera y sencilla. No pretende más que encantar con buena propuesta, incorporación de productos locales y un sabor sinigual, escapando de los tradicionales rolls.
El concepto es un local pequeño con venta directa para llevar y delivery, que al rigor de los pocos meses de andar, ha dado muestra de seriedad y garantía de buena calidad.
En su carta de invierno destaca a primera vista sus rolls de autor. Todos con un toque nortino al estilo la caleta, rica rica y desértico, los cuales matizan a la perfección las propuestas nikkei-peruana con productos como quínoa roja, pebre de ají verde y merquén. Además de la famosa, por estos días, hierba altiplánica rica rica como las papas nativas al estilo crunch. Para finalmente en su versión desértica, resaltar un chimichurri andino con una salsa de chañar con carne. Tres apuestas ya consagradas en la carta de este local que valen la pena paladear.
Otro recomendables son sus denominados nigiri de atún, camarón y pesca del día. Preparación que pertenece a la categoría del sushi, palabra que designa “puñado”, y que no defraudan al degustar, en base a frescura y buena factura de arroz.
Por su lado, en sus acompañamientos degustamos unas gyosas de confite de pollo al pesto de cilantro bañado en salsa huancaína y unos camarones apanados en quínoa con salsa marachañar. Ambas preparaciones de muy buena factura con manos prolijas en el apanado como en las masas. Además cuentan en su carta con su serie de rolls orígenes y todas las semanas sacan un especial como por ejemplo: envuelto en plátano frito, ají amarillo y relleno de chicharrón de pescado.
En cuanto a bebestibles cuentan por el momento con diversidad de aguas minerales y bebidas gasificadas.
Una propuesta interesante, que inspira a creer en la motivación de los cocineros jóvenes en el rescate de insumos endémicos del norte de Chile y que, de una u otra forma, con cada una de sus preparaciones le da vitalidad al escenario gastronómico local con un fuerte sentido de identidad que permite pasear al comensal por tierras nortinas sin moverse de la mano de la fusión de preparaciones provenientes de otras latitudes, siendo sin duda su gran capital.
Síguelos!
21 de mayo N° 926, Antofagasta
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