Abrió sus puertas -para no cerrarlas sino entre la tarde de cada domingo y la del lunes siguiente- en 1981 y, desde entonces, la trasnochada bohemia y el reposado disfrute del almuerzo del mediodía encuentran en sus comedores el ambiente que, precisamente, quiso ofrecer su dueño, el experimentado y muy querido restaurantista Sergio Olivares, a quienes buscan el punto en que la infrecuente fórmula de un ambiente grato, una cocina de excelencia y una bodega de vinos de selección, más precios prudentes, reúnen todas las condiciones para que la charla y la amistad logren su clima óptimo: salones cómodos, decorados con pintura chilena; un despliegue gastronómico básicamente centrado en la creatividad criolla, con el acento puesto en las carnes finas, los caldos sustanciosos y los más frescos productos del mar; una amplia colección de vinos; aperitivos escoltados por abundante y variado picadillo de fina confección componen la amplia oferta al paladar que Casa de Cena abre al apetito y a la tertulia, en su amplio local de dos pisos en el número 20 de la calle Simpson, a escasos metros de la Plaza Italia -sector Oriente-, en pleno corazón de la bohemia de Santiago.

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