Había una vez una antigua casona en el camino que lleva a San José de Maipo, un café, que por el tipo de construcción y gastronomía se llamo "Café Vienés". Guardaba el tesoro más preciado, sus chocolates y Kuchenes. Pasaron más de 30 años y el café mantenía sus tradicionales recetas, hasta que un buen día, la llegada de nuevos aires en los años 90 hicieron que este se renovara y saliera al encuentro del visitante proponiéndole que probara un pedacito de este tesoro, su nueva y renovada carta.

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